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Conoce un modelo educativo que forma a jóvenes con las competencias necesarias para construir un proyecto de vida con propósito, alineado a sus intereses y al servicio de una sociedad más justa y solidaria.
Nuestra propuesta educativa está centrada en el desarrollo integral de los aprendices, acompañándolos en la construcción de aprendizajes significativos y duraderos, que les sean útiles en su vida personal, académica y laboral.
Buscamos formar jóvenes libres, responsables y solidarios, capaces de transformar su entorno a partir de tres pilares fundamentales
Nuestro modelo requiere tiempo y dedicación: formar con acompañamiento constante y capacitar a quienes forman.
¿Cómo aprendemos? 8 principios que guían nuestra enseñanza
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Comprendemos mejor cuando usamos los conocimientos para resolver problemas concretos o crear algo en situaciones reales.
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Todo aprendizaje nuevo se conecta con nuestras experiencias, ideas y conocimientos anteriores. Eso nos permite entender y construir algo nuevo.
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El aprendizaje ocurre en comunidad: al conversar, colaborar, compartir ideas y superar retos juntos. Necesitamos actividades que nos reten, pero que también podamos alcanzar con apoyo.
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Entender no es solo memorizar. Es conectar ideas y darles sentido en una estructura mental que podamos usar después.
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Revisar cómo aprendemos nos ayuda a mejorar. Pensar en lo que hicimos bien o lo que necesitamos reforzar nos permite avanzar con más autonomía.
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La emoción influye mucho. Aprendemos más cuando nos sentimos seguros, motivados, acompañados y en un ambiente de respeto.
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La atención tiene límites. Por eso, usamos métodos variados, actividades dinámicas, pausas activas y juegos que ayudan a mantener el interés.
Usan lo que aprenden para enfrentar la vida real y el mundo laboral
En la Red Educativa se aplican metodologías activas centradas en el “Aprender haciendo”, promoviendo un aprendizaje práctico, reflexivo y significativo. Entre ellas destacan:
Los aprendices desarrollan proyectos para resolver retos reales, aplicando conocimientos del currículo y creando productos finales útiles y compartibles.
Se analizan situaciones reales o ficticias para fomentar la reflexión, el pensamiento crítico y la toma de decisiones, priorizando la comprensión y la argumentación más que la creación de un producto.
Que los aprendices aprendan activamente, conecten el conocimiento con su vida real y desarrollen habilidades prácticas y profesionales.
